Querido:
Desde una cana nueva hasta el nacimiento en tu ceja izquierda de tu malhumor, representas para mi la perfección.
Desde una cana nueva hasta el nacimiento en tu ceja izquierda de tu malhumor, representas para mi la perfección.
El amor motor que me lanza de la
cama cada mañana y me lleva vibrante por la vida.
Varias veces por día soy santa, y tu mi única fe.
El delirio bélico que ilumina tus pupilas al dirigir tu bazooka moral al centro de mi rompeolas (se que
batallaré, sangraré y moriré una vez más, y no lo impido) es el preludio de una crisis
de amor agudo, ardor visceral que puede dormir pero no sanar.
Como una brisa fresca en una sofocante tarde de verano en el asfalto, siempre llegas a iluminarme. Tuyas mis sonrisas pícaras, tuya mi levedad, tuya también la desesperada falta que congela en tiempo y contexto interminables noches en vela.
Como una brisa fresca en una sofocante tarde de verano en el asfalto, siempre llegas a iluminarme. Tuyas mis sonrisas pícaras, tuya mi levedad, tuya también la desesperada falta que congela en tiempo y contexto interminables noches en vela.
Mi
amor más largo y menos puro, el más pueril y peor asumido que cierto, eres tu sin duda, mi verdadero amor. El que no muere, porque no se completa.
Tuyas cada una de mis palabras
y mis refugios de silencio.
Tuya mi luz
Tu voz, mi voz
Tu mi centro
Tuya
Yo.
Tuyas cada una de mis palabras
y mis refugios de silencio.
Tuya mi luz
Tu voz, mi voz
Tu mi centro
Tuya
Yo.
tu te has ido
yo ya no soy
pero sigo
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