Girando en el aire, pretérita roca atávica
grita de odio y dolor hacia sus entrañas
por alimentar el fuego que la mantiene atada
al eje sobre el que gira: no es suya la mano amada.
Se fue del mundo: nadie la mira, nadie la oye
es por todos maltratada
tanto ha dolido que ya nada importa, ya no ama.
Ella como tu, como yo: tierra, mujer y madre
desacramentada.

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