La sustancia básica de la vida, la esencia de la individualidad, es el sexo. En el principio de la vida está el sexo, y en él se dan la mano la vida y la muerte, potenciando heterogénesis. El sexo creó la racionalidad, pero lucharán a muerte. Encontrarán sus soluciones de compromiso, serán fuego de cambio, o amarga y estéril resignación.
El sexo concibe, condiciona, consume, crea. Devasta, obsesiona, es la vida. La medida de las noches y los días. Mojón de la memoria, y trinchador del olvido.
Párpados, manos, labios, labios, piel, saliva, pene y vagina, texturas y aromas, ritmo de reconocimiento mutuo, amor.
Vivimos por y para el sexo. Todo lo demás es puro cuento.
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