La otra noche, una criatura del espacio exterior vino a hacer contacto conmigo, en mi propia casa. Se sentó en el sillón verde y se me puso a hablar sobre la amistad. Dice Platón que Sócrates habló en profundidad del tema, decía él. Decía cosas como Verum Bonum Pulchrum, y luego se ensarzaba en soliloquios de categorías y subcategorías, rectas y puntos medios, y grados. Fue todo muy lindo, el elogio de la amistad, su elevación a primerísima virtud del ser persona, tanto que cuando partió en su nave blanca, yo sentí que partía un verdadero amigo: pleno de verdades, belleza y utilidades.
A la mañana siguiente, supe la diferencia entre "contacto" y "amigo". Con los alienígenas sólo se puede hacer contacto.Y amigos son los que están. Los contactos ¿se olvidan?; los amigos se extrañan.

No hay comentarios:
Publicar un comentario