Cambiamos, crecemos, soñamos y hacemos realidad nuestros sueños, no tanto por nuestro trabajo, como por nuestros amigos. Los amigos que vamos eligiendo en la vida, esos seres con los que elegimos pasar el tiempo; sus rostros cambiantes nos van dando la pauta y la fuerza de nuestros pasos. Amigos que acompañan, amigos que se alegran o se apenan con nosotros. Aparecen en distintos lugares, en distintos momentos. Pueden desaparecer por años y resurgir en segundos. Puede aparecer en un instante y desaparecer a las pocas horas. Pero siempre está el tiempo, el hechizo del tiempo continuo, imposible hecho posible por la pura ingenuidad de una cierta mirada magnética, o una escucha impecable.
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