EL AMOR MENOS PENSADO
¿Cuantos bichos hay que vuelvan a su capullo tras haber salido de él? Ninguna mariposa ha querido nunca volver a ser oruga ni al tiempo en el capullo.
Y sin embargo, en esta película la mariposa vuelve al capullo. Buscando la protección y la memoria de si. La intimidad que brota de los recuerdos compartidos, de la comunicación fácil, de la conexión inmediata.
La odié a ella, esa mujer insatisfecha, esa mujer que no sabe que quiere. No reconoce sus emociones. Luce aturdida, con una eterna sonrisa y todos sus sentidos volcados al entorno. A sentir lo que el otro siente por ella. A verse en la mirada del otro. La mirada constituyente. Hay amor cuando la mirada del otro inventa un yo amado. Mi mejor versión.
Y todo termina paradójicamente, tras tres años de separación, en que es mejor pensar menos y amar más. Pensar menor y sentir más. Hasta que tras un cierto tiempo de incertidumbres e incomodidades se opta por volver al refugio, porque cada día necesitamos refugio, porque las tormentas de la vida, por las soledades y sus sabores, por la razón que sea, pensamos mejor y amamos. De una forma nueva.